La fiesta mexicana, producto del sincretismo de las tradiciones prehispánicas y españolas, ha sido uno de los elementos esenciales sobre los que se ha construido nuestra identidad. Desde hace siglos las diferentes comunidades rurales y urbanas han hecho una pausa en sus vidas cotidianas para dedicar uno o varios días a la celebración de sus santos.
Sin embargo, detrás de este desbordamiento, existe una preparación y participación activa de sus habitantes. Como señala Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad: “Todos forman partede la fiesta, todos se disuelven en su torbellino. Cualquiera que sea su índole, su carácter, su significado, la fiesta es participación”.
Dedicados a explorar nuevos territorios a través de ejercicios que reinterpretan ideas y perspectivas, el colectivo mexicano de diseño Cooperativa Panorámica –integrado por Joel Escalona, José de la O, Jorge Diego Etienne, Ian Ortega y Moisés Hernández–, presenta Castillos, una serie que toma como punto de partida el concepto de la fiesta. Para ello, realizaron una amplia investigación sobre lo que permanece oculto ante los ojosdelespectador, como la manufactura informal que está diseñada intrínsecamente para ser quemada, consumida y desechada. Es en este proceso vernáculo donde se demuestra la practicidad y espontaneidad de su elaboración.
Al tomar como inspiración el centenario oficio pirotécnico del Estado de México, específicamentelos toritos y castillos, Panorámica reflexiona sobre este quehacer desde el diseño. Mediante una colección que toma como elemento formal al jarrón –un objeto e imagen elemental y universal–, cuyas partes son unidas con nudos inspirados en técnicas japonesas con fibras naturales, logran contener un diálogo continuo entre conceptos antagónicos. Por un lado, vuelven permanente aquello cuya naturaleza es efímera, al sustituirpor metal la madera o el cáñamo utilizados originalmente, y por otro, generan una tensión entre lo utilitario y lo no funcional.
Asimismo, generan un juego entre el vacío y la materia, lo que resalta las formas y contornos que se crean en el espacio negativo, haciendo visible el trabajo de los artesanos que generan estas estructuras.
En el marco de la Ciudad de México como capital mundial del diseño, Castillos arroja nuevas lecturas no sólo de una tradición que se mantiene vigente en el país sino del diseño mismo.