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Coleccionismo de Diseño en México Por Regina Pozo – 24 de julio del 2015
Cuando se habla sobre coleccionismo de diseño en el contexto nacional, existe una pregunta clave: ¿Por qué no existe un panorama más amplio de colecciones de diseño en México?
El ámbito de la disciplina en nuestro país se ha expandido en los últimos cinco años de manera evidente. Poco a poco, se han presentado diversos actores y espacios necesarios para la sensibilización y acceso del público/consumidor a objetos de diseño. Aunque con propósitos y misiones diferentes entre ellas, iniciativas como el Archivo Diseño y Arquitectura —mi antigua trinchera—, el Abierto Mexicano de Diseño, Zona Maco Diseño, ADN Galería, Blend, Onora Casa y La Lonja Mercantil, han contribuido a generar un panorama y atmósfera saludables de generación e intercambio.
Todos, desde las particularidades de sus propias apuestas, han generado una sensibilización en torno al tema, al tiempo que promueven el encuentro entre el diseño contemporáneo y el público mexicano. Así, vale la pena pensar: el usuario lleva pocos años descifrando los lenguajes y dinámicas del diseño, desde su valor añadido hasta el porqué invertir en sus objetos. Es decir, resulta todavía complejo comprometerse, invertir y vivir con diseño en su vida cotidiana de manera más consciente.
En este contexto, es importante destacar el esfuerzo, cada vez más creciente, de los interesados en formar consumidores informados, que comprendan la importancia de coleccionar diseño nacional. Agentes como Ana Elena Mallet y Cecilia León de la Barra se han dedicado a emprender esta misión que invita —a través de exposiciones, textos, investigación, etc.— a comprender la importancia de transformar las sensibilidades e intereses del público para que se vuelquen hacia el diseño. Los mensajes no sólo están dirigidos a los diseñadores, también se encaminan hacia los usuarios y aquellos futuros coleccionistas.
¿Por qué invertir en diseño?
En 2008 se me propuso comenzar la colección de Archivo Diseño y Arquitectura, que actualmente es la primera colección pública de diseño en México y una de las más importantes de América Latina. Después de cuatro años de intensa investigación, búsqueda y anexiones, el acervo del Archivo cuenta con cerca de 3000 piezas disponibles al público.
La experiencia y el ejercicio me permitieron generar una perspectiva particular en relación con el mercado. Aquí algunas anotaciones al respecto:
El diseño es un campo de oportunidad.
El mercado de diseño nacional es aún pequeño. Todavía se pueden comprar piezas históricas mexicanas a un precio de mercado interno sustancialmente más barato en comparación con los precios del mercado de diseño histórico internacional. En términos duros, se trata de un desfase aproximado de 25 a 30%, aunque es el aspecto que cambiará más rápidamente en los próximos años.
Consolidar una colección importante de diseño en un mediano plazo es posible.
El ejemplo del Archivo de Diseño y Arquitectura también es un ejemplo útil para este caso: logró posicionarse gracias a su colección —y también a su generación de contenidos— como un espacio de referencia a nivel global en tan sólo tres años de vida pública.
La inversión en una pieza de diseño relevante es mucho menor en comparación con una de arte.
En términos de segmentos de mercado, una obra de arte de $40,000 USD no equivale necesariamente a una pieza de museo. En términos de mercado de diseño histórico, por ejemplo, el costo de la pieza de $40,000 USD puede equivaler a comprar un Rietveld o hasta una pieza importante del arquitecto Gio Ponti. Objetos de incalculable valor cultural dentro de la propia Historia del diseño.
Hay menos competencia en el campo cultural.
Hay todavía mucho que hacer, construir y estudiar en torno al diseño tanto en México como en el extranjero. Una colección inyectaría valiosos nutrientes a la escena contemporánea que, a su vez, fertilizaría un espacio para nuevos curadores, productores y entusiastas de diseño.
5. El diseño como patrimonio cultural
La necesidad por seguir contribuyendo a la relevancia cultural del diseño sólo será posible en el momento en el que diversas colecciones se concreten, acrecentando la riqueza cultural histórica y contemporánea de nuestro sector y, por lo tanto, del campo cultural de nuestro país a través de la generación de patrimonio.
En suma, una colección de diseño es un cuerpo de trabajo que cataliza el pensamiento sobre sí mismo si se logra sistematizar al permitir su interacción con estudiosos y entusiastas. Los resultados de estas interacciones entre profesionistas y vestigios, solo seguirían contribuyendo a acrecentar otra área de producción cultural en nuestro país y continuar así con la tradición que nos reconoce como una potencia cultural a nivel mundial.